domingo, 27 de mayo de 2012

Niebla

Lo cierto es que hablo con propiedad.
Aquí decido caer, y aquí prefiero olvidarme.

Bajo capas de años, que han parecido centenares, nublo mi vista y voy cayendo, cayendo, cayendo y nuevamente cayendo. ¿De quien he de esperar si ya de mí lo mejor di? De tus cielos fui apartado y a mis sombras me devuelvo, revolcándome, gritando sin ser escuchado. A tu melodía invoqué, pero fui callado. He perdido lo mejor de mí, de ti y lo de nosotros. A nuestro recuerdo dedico mis últimos soplidos y mi último aliento.

Ya no espero lo mejor, ya no quiero lo mejor, ya no siento lo mejor.

Ven y duerme a mi lado, lloremos por última vez, como en cada vez. ¿Rodeame por última vez?

Apágame, apágame y quita tu mano sobre mí, que la deriva está a pasos de nuestro destino. Arráncame los segundos de vida, para no contarlos frente a mis ojos, arrójalos y olvídalos. Ya no queda más nada de ambos. Nos dejamos ir como dos rieles que se separan en medio de la nada, ya no nos encontramos ni yo a ti, ni tu a mi. Hasta lo desconocido se nos hizo conocido.

Como lluvia que se deja caer, a tus pies nuevamente volveré, brillas como nunca, me sacudes y arremolinas, volveremos a ser una vez más, como nunca más.
Eres la locura, eres la agonía, eres todo lo que nunca pude explicar. Me gusta pensar que estás ahí, que aún estás ahí.

Si me quieres buscar, aquí estaré